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Ya no me gusta cuando callas

Se intentará en este trabajo reseñar un verdadero “Clásico”, ya que éste poemario es una referencia obligada para la poesía y la literatura latinoamericana, pero con ojos de este siglo. El origen de éste libro hay que buscarlo en un amor de estudiantes que se conocen un 18 de abril de 1921. Ese día Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto conoce a Albertina Rosa Azócar, su compañera del Instituto Pedagógico en Santiago, Chile. Ella será la musa inspiradora de muchos de los veintiún poemas cortos solamente enumerados, salvo el último, al que sí se le coloca un título, y que juntos componen la obra.

Aunque se sabe esto por posteriores testimonios del autor, en sus poemas no habla de Albertina, ni de ninguna mujer en particular, sino que nombra en primera persona a un arquetipo epocal de persona amada y lo hace desde el lugar del amante, en este caso del suyo propio, a partir de, como ya narramos, la elaboración de sus propias vivencias. Quien comenzará firmando como Neftalí Reyes, escribe ya estos poemas y los firma con el seudónimo de Pablo Neruda, con apenas 19 años de edad, y son publicados por primera vez en 1924 en Santiago, por la Editorial Nascimento.

Luisangela Abate Hung reseña 20 poemas de amor y una canción desesperada. Una referencia obligada para la poesía y la literatura latinoamericana, pero con ojos de este siglo.
Pablo Neruda

Realizada la publicación de “Crepusculario” el año anterior, es sin dudas “20 poemas de amor y una canción desesperada” el que le dará la notoriedad que irá aumentando con su obra hasta convertirse, junto a Fernando Pessoa, en los poetas más destacados e influyentes a nivel mundial del siglo XX, recibiendo un Doctorado Honoris Causa dado por la Universidad de Oxford y el Premio Nobel de Literatura en 1971.

En ésta exquisita combinación de poemas Neruda habla sobre el amor, claramente identificable como la temática principal. Pero éste se trata a la vez desde un abanico amplio de perspectivas relacionadas, como el erotismo, la sensualidad, el amor por la naturaleza, y también el amor ausente. Sobre todo éste último permite dar rienda suelta a sentimientos que pueden apuntarse como temas subsidiarios, tal como el recuerdo, la nostalgia, la melancolía y la tristeza. Basta citar el archiconocido: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Yo la quise, y a veces ella también me quiso.”

No para caer en el lugar común ya que creo que quizás no sea la mejor poesía de Neruda, ni siquiera de éste libro, sino con el fin de ejemplificar. En definitiva, múltiples emociones que recorren la obra como vertientes del desamor y que se irán entremezclando entre los versos hasta desembocar en el único poema titulado: “La canción desesperada”. Aquí es donde el dolor se impone y se apodera de las palabras: “Todo te lo tragaste, como la lejanía. / Como el mar, como el tiempo. ¡Todo en ti fue naufragio!”. Hasta cerrar amargamente con un grito de desesperación y angustia ante el sentimiento de abandono: “Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos./ ¡Ah más allá de todo! ¡Ah más allá de todo!/ Es la hora de partir. ¡Oh abandonado!”

Más que la temática, fue quizás el estilo apasionado de escribir del poeta que “confesó haber vivido” lo más original que aportó en su época. Estando aún este libro influenciado por el modernismo, que en su posterior obra superará renovando totalmente su escritura, mostraba ya elementos originales y diferenciadores, como su su tono provocador que causó un gran impacto en su tiempo, tanto a favor como en contra. Sobre todo a partir
del asesinato de su amigo Federico García Lorca durante la Guerra Civil española en 1936 los temas sociales, políticos y económicos, van haciéndose más presentes en sus escritos.

Pablo Neruda muere en Chile el 23 de septiembre de 1973 a los 69 años, dos semanas después del golpe militar de Pinochet, dando por causa del deceso un cáncer. Sin embargo un estudio realizado recientemente por expertos sobre sus restos lo han descartado, lo que favorece las conjeturas siempre presentes de que podría haber sido asesinado.

Así como ya se refirió que para su momento histórico, las metáforas y comparaciones que utilizó Neruda fueron innovadoras y consideradas románticas, opino que quizás en estos tiempos actuales de profunda revisión del lugar de la mujer en el mundo, resulten menos eficientes en su intención seductora. En las referencias a la mujer como sólo un cuerpo que se entrega como objeto del deseo de una manera pasiva y hasta con una mirada reproductivista, donde el sujeto es exclusivamente el hombre, puede sentirse un cierto anacronismo con la visión actual de la mujer. Por ejemplo cuando la compara con la tierra en la que el hombre trabaja y cultiva: “Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,/ te pareces al mundo en tu actitud de entrega./ Mi cuerpo de labriego salvaje te socava/ y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.”

Los lectores, las audiencias, y más tratándose de poesía, necesariamente completan la obra, no son fijas y de una vez y para siempre. Son audiencias históricas y por lo mismo cambiantes, de ahí que las nuevas sensibilidades quizás no encuentren tan atractivas algunas referencias que socialmente ya han perdido vigencia.

Finalmente debemos considerar a cada obra en el contexto cultural en que fue escrita o producida, con la certeza de que Pablo Neruda, con su omnipresencia mágica, más allá o más acá de los tiempos, siempre permanecerá, porque que nada igualara la potencia poética y el efectismo perenne expresado en su verso “quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos” por lo cual su lectura sigue revistiendo el carácter de necesariamente obligatoria.

Por Luisangela Abate Hung

Estudiante del profesorado de inglés.
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